Después de que la Selección Mexicana quedara eliminada de Qatar 2022, la afición nacional estalló contra su representativo, pues ese fue el último fracaso, precedido por dos finales perdidas contra Estados Unidos y una eliminatoria mundialista donde no se le pudo ganar a ninguno de los vecinos del norte, quedando en evidencia que ya no se es el Gigante de la Concacaf. Sin embargo, esto provocó que las críticas se enfocaran en algunos futbolistas.
En primer lugar, la afición ya no parece querer a Guillermo Ochoa, a quien abuchearon en el Estadio Azteca por un gol que no fue su responsabilidad, a pesar de que apenas en Qatar 2022 atajó un penal que le fue celebrado. Raúl Jiménez es otro que es duramente señalado porque insistió en estar en el Mundial a pesar de no estar en plenitud física. Diego Lainez fue también criticado, debido a que con él siempre se ha manejado mucho ruido y pocas nueces, es decir, altas expectativas para ningún resultado.
Los futbolistas son el escudo y la lanza de los medios
La afición tiene todo el derecho de manifestar su inconformidad con la Selección Mexicana, de hecho, con toda la estructura de la Federación Mexicana de Futbol y la Liga MX, porque en tantos años no se avanza para nada. Sin embargo, mucho de las críticas tiene que ver con cómo se vende a los jugadores. Por ejemplo, un buen regate de Lainez equivale a un clip donde lo califican de figura, pero cuando no hace algo relevante en Selección, se gana los señalamientos. Ahora con Giménez, se reconoce su gran momento, pero si falla otro penal, lo van a tundir nuevamente.
Los futbolistas son la lanza con la que los medios ganan visitas, pero también el escudo en el que reciben todas las críticas, para que sean ellos quienes sufran el abucheo por haberlos vendido como un producto que simplemente no son.