TERRIBLE INJUSTICIA

La mexicana que fue sentenciada a 100 latigazos y 7 años de prisión en Qatar por ser abusada

Una lamentable injusticia parece advertir lo que puede pasar a miles de turistas que decidan asistir al Mundial de Qatar

Escrito en INTERNACIONAL el

La afición mexicana lleva ya algunos años siendo señalada por la FIFA debido al grito de "eh... puto" en los Estadios. Y si bien este grito está mal y no hay forma de defenderlo, muchos señalan que hay otros problemas que la FIFA ignora, los cuales tienen implicaciones similares o aún peores, especialmente en Qatar, un país musulman con leyes y tradiciones muy distintas a las cuales estamos acostumbrados de este lado del mundo, lo cual no sería un problema de no ser porque chocan precisamente con los valores que la FIFA dice proteger.

Qatar es un país en el cual el gobierno y la religión van de la mano. Además de estar prohibido el consumo de alcohol o incluso ser homosexual, la mujer tiene muchos menos derechos que el hombre y la ley no siempre las protege, sino que las ve como culpables de las acciones de los hombres. En este sentido, la politóloga Paola Schietekat Sedas, quien trabajaba en el Comité Organizador del Mundial, vivió una injusticia que ha indignado a todas las personas que se han enterado de su historia.

Paola fue abusada sexualmente en su departamento, y cuando decidió denunciar lo ocurrido, las autoridades de Qatar decidieron culparla a ella de lo sucedido, y ya que las relaciones extramaritales están prohibidas en dicho país, fue sentenciada a una pena de 100 latigazos y 7 años de prisión, misma que evitó al salir del país con ayuda del Comité Organizador del Mundial y de Human Rights Watch.

Los hechos sucedieron en junio del año pasado, pero fueron dados a conocer recientemente por la propia intelectual mexicana en un artículo, en el cual narra cómo una persona que ella consideraba su amigo, de origen latino pero también viviendo en la ciudad de Doha, entró a su departamento y abusó de ella. Paola recabó toda la evidencia, consiguió un certificado médico que daba veracidad de lo ocurrido y acudió a denunciar a la policía lo ocurrido junto con el cónsul mexicano en Qatar, Luis Ancona, quien no hablaba árabe y no conocía las leyes qataríes, lo que complicó las cosas. Sin embargo, luego de que el agresor le asegurara a la policía que él y Paola eran novios, la acusada pasó a ser ella, y la solución que le dio su abogada fue casarse con el agresor para cerrar el caso, pues en Qatar es un delito tener relaciones sexuales sin estar casados.

Paola pudo salir del país, y una vez en México se enteró de la sentencia que le impuso, por lo que ya no podrá volver a Qatar y, obviamente, perdió el que ella misma llama "su trabajo soñado" por las injustas leyes de un país que no ha dejado de estar en el ojo del huracán desde que se anunció que albergaría el evento más importante del futbol. Ahora, no queda más que preguntarse qué pasará con los miles de turistas mexicanos o de otros países que lleguen al Mundial y tengan algún problema que requiera la intervención de las autoridades, no solo por las leyes tan distintas, sino también por la falta de apoyo por parte de embajadas y consulados en un país tan alejado, tanto geográficamente como en el tiempo por sus costumbres inexplicables para el Siglo XXI.