PADECIÓ DEPRESIÓN

El portero David Ochoa confiesa el bullying que recibía en las categorías juveniles de Chivas

El guardameta del Real Salt Lake reconoce que desea ser un ejemplo para aquellas personas que atraviesan sucesos similares

Escrito en MEXICANOS EN EL EXTRANJERO el

El portero mexicoamericano, David Ochoa actual elemento del Real Salt Lake de la MLS, fue requerido por Gerardo Martino para estar en la concentración de la Selección Mexicana en la Copa Oro, donde se sorprendió por la manera en que fue tratado por sus compañeros de la escuadra azteca, un aspecto muy diferente a lo que ocurrió hace tiempo durante su estancia con Chivas.

El cancerbero se ha destacado en su función manteniéndose  constante en la titularidad con su equipo, el jugador de 20 años, recientemente decidió militar para México sobre Estados Unidos. Uno de sus grandes anhelos es convertirse en un referente como Memo Ochoa tanto en la Selección como en un futuro vestir los colores del Rebaño. David contó cómo fue su estancia en la Academia de Chivas en su adolescencia.

EL nacido en California tuvo una charla con The Players Tribune donde recordó una mala experiencia cuando tenía 14, que lo orilló a tener problemas de depresión, solo por el hecho de su nacionalidad. Los niños eran muy crueles y siempre lo hacían sentir diferente y sin aceptación en un momento crucial para el desarrollo humano

"Era muy duro estar con los niños mexicanos en Chivas. Tenía pasaporte mexicano, parecía mexicano, pero como había venido de los Estados Unidos, yo siempre era el gringo. Para ellos, era el niño americano malcriado que tenía todo a disposición. En cada entrenamiento me molestaban con todo tipo de comentarios sobre lo fácil que era mi vida en Oxnard. Y cada vez que me equivocaba en alguna palabra -porque mi español no era tan bueno como el de ellos-- me lo echaban en cara: ¡Pinche gringo!”, comentó David Ochoa.

Ochoa reconoce no tuvo el valor para explicar por la que pasaba lejos de su casa, en el equipo seguido por toda su familia. El portero admite que en Estados Unidos, él era “The Mexican” y estando en México era “El gringo”. Reconoce que las noches eran más largas de la cuenta, a consecuencia de que repasaba todos los malos comentarios que emitían aquellos niños, su pesar fue durante ocho meses lo que le provocó un gran enojo.

“Cuando tienes 15 años, necesitas amigos. Necesitas socializar. Quieres salir y ver lo que la ciudad. ¿Cierto? Y no quedarte en tu habitación mirando el teléfono todo el día. Esa era más o menos mi rutina de todos los días. Después empezaba el entrenamiento y ahí seguían los comentarios. Yo me reía, pero en el fondo, me dolían. A veces, por las noches, intentando dormir, pensaba: ¿Qué es lo que tengo que hacer para mostrarles a estos chavos que soy igual que ellos?

Tiempo después el portero jugó se le presentó la oportunidad de estar en la Academia del Real Salt Lake, donde fue discípulo de Des McAleenan, entrenador de porteros quien le volvió a dar la fuerza para estar bajo los tres postes, sin embargo, un fuerte suceso se presentó, Des se suicidó a los 53 años por depresión.

 

"Su muerte me hizo cuestionar absolutamente todo. Descubrí que también Des había estado luchando con la depresión. Fue todo un shock, porque parecía el tipo más animado y feliz, siempre sonriente, siempre trabajando. Pero nadie lo supo hasta que fue demasiado tarde. Dios sabe que sólo desearía haber podido ayudarlo tanto como lo que él me ayudó a mí”.

David admite que ante este suceso realizó una retrospectiva de su vida y reconoció su depresión. Por ello, Ochoa desea ser un ejemplo para las futuras generaciones de mexicoamericanos que padecen adversidades similares. Demostrando que los objetivos se pueden alcanzar, del mismo modo, señalar que está bien solicitar ayudar médica para afrontar los problemas de salud mental.

“Empecé a analizar mi pasado y a reconocer que, sí, yo también había estado con depresión. Es raro, porque cuando juegas futbol, es como si estuvieras en piloto automático, pero de pronto han pasado dos años. Pero ahora podía ver bien los síntomas. Había estado sufriendo, pero no había terminado de entender lo que me estaba ocurriendo”.