El empate ante Trinidad y Tobago fue parte del estado anímico del conjunto que no pudo continuar de la mejor manera con la situación de su compañero y posteriormente con los temas arbitrales. Esto sin duda afectó a la concentración de los jugadores y sin la idea de un técnico en cancha el equipo no supo cómo retomar.
Gerardo Martino fue expulsado en el partido ante Estados Unidos en la Final de la Nations League por lo que no tuvo participación en la banca del equipo y cuando el encuentro ante los trinitarios se comenzó a tornar complicado no existía algún jugador que pudiera controlar la situación, lo que terminó desorientando a todos.
Tras la ausencia de Guillermo Ochoa y Andrés Guardado el gafete de capitán lo utilizó Héctor Herrera, quien lo único que intentó fue tranquilizar al público cuando se les anuló el gol y realizaron el grito homofóbico, pero tampoco sirvió de mucho y fue ahí cuando Rogelio Funes Mori se fue hacia el árbitro con acusaciones.
El Tricolor comenzó a enfocarse en los temas extra cancha y no en el entorno del equipo que se estaba viendo afectado por diversos factores que no habían tenido nada qué ver con el desempeño de los jugadores, sino que eran situaciones que no estaban en sus manos y que debieron aprender a sobrellevar.